jueves, 1 de noviembre de 2012

Escenarios y ambientes de la Educación Física

La Educación Física necesita una constante variedad de escenarios para poder ofrecer a los niños y niñas unas clases que inviten a una práctica en las que ellos sean los verdaderos protagonistas y vivencien experiencias con impactos emocionales significativos. Mediante la organización y recreación de distintos ambientes en cada escenario contemplado se refuerza la motivación de nuestros alumnos, se promueve su imaginación y fantasía y se facilita el desarrollo de sus capacidades. Nuestros educandos pertenecen a una sociedad cada vez más alejada de la naturaleza, la escuela es a menudo un ente urbanita cerrado y enclaustrado que vive de espaldas a sus entornos más próximos y su circunstancia vital es desde el punto de vista motriz cada vez más angosta y restrictiva. Los escolares de hoy viven cada vez más en un universo virtual, son bastante sedentarios, habitan mayoritariamente en entornos urbanos y están muy familiarizados con la tecnología. La ambientación de diversos e imaginativos escenarios para las clases de Educación Física en la escuela, la utilización didáctica de los espacios del entorno escolar próximo y las salidas estacionales (Otoño-Invierno-Primavera)al medio natural son estrategias recomendables para una educación física de calidad. Bajo estos parámetros la educación física debe potenciar una motricidad rica y variada, una educación medioambiental y una educación personalizada y transdisciplinar en contacto íntimo con la naturaleza y liderar la Escuela renovada del siglo XXI. La educación física es un poderoso medio para la educación de nuestros niños y niñas en el período escolar que se fundamenta en la naturaleza intrínseca de cada uno de los educandos. No podemos entender un proceso educativo sin la educación motriz, es decir sin la concienciación y aceptación del cuerpo en construcción y el desarrollo explorativo y formativo de la motricidad, proceso esencial en la conformación autónoma de la identidad de nuestros educandos en las primeras edades. Los grandes entes internacionales de nuestro mundo definen un derecho fundamental para la población escolar mundial, la necesidad de la implantación general y obligatoria de la Educación Física en los distintos sistemas educativos. No obstante la educación física que lleva insertada en los sistemas educativos de los países desarrollados más de 150 años padece un proceso de anquilosamiento y falta de horizontes en su práctica docente habitual. Estamos convencidos de que el sistema educativo actual debería regenerarse y adecuarlo a las auténticas necesidades de nuestros infantes y adolescentes de hoy. En este renacimiento del proceso educativo obligatorio, las materias deberían ser mucho más interdisciplinares y aplicadas evitando su tratamiento académico estanco e independiente de las demás áreas de conocimiento. También deberían tener en cuenta las auténticas necesidades e intereses de nuestro alumnado, evitar las especializaciones tempranas y desarrollar profundos procesos de humanización. En este desafío la educación física tiene un gran papel que jugar, debería ser una materia nuclear e interdisciplinar que fomente la humanización de la persona en buena coexistencia con los otros seres y en armonía con el medio ambiente. Aprovechando que la Asamblea general de las Naciones Unidas ha declarado el año 2011 como el Año Internacional de los Bosques con el fin de concienciar a la población mundial de la necesidad de preservar esta riqueza esencial para el desarrollo sostenible del Planeta e invitar a la población a conocer y respetar la extraordinaria biodiversidad de plantas y animales que viven en él. Planteamos de nuevo un acercamiento interactivo de la educación escolar a los entornos más próximos y una inmersión sistemática y periódica en el medio natural a través de un proceso transdisciplinar. La materia que debe liderar esta estrategia es la Educación Física. I Queremos lograr una escuela en las primeras etapas que se constituya en un auténtico laboratorio de desarrollo personal en un proceso armónico y constructivo en el que se potencie una educación integral fundamentada en el conocimiento y aceptación de uno mismo, la convivencia colectiva, la conexión periódica e interactiva con el entorno más inmediato y la inmersión progresiva en el medio natural. Existen precedentes muy ilustrativos en el pasado de es¬tas experiencias como la “Casa Giocosa” (“la Casa de la alegría”) del pedagogo italiano del siglo xv, Vittorino da Feltre; los Philantrophum de finales del siglo xviii, escuelas privadas fundadas por el movimiento filantrópico en los que la educación corporal era diaria siguiendo las ideas de Jean Jacques Rousseau que fueron llevadas a la práctica escolar por J. B. Basedow y sus seguidores: Salzman, Nachtegall, Guts Muths, etc.; o las escuelas ideadas y dirigidas por J. H. Pestalozzi a principios del siglo xix inspiradas también en el legado roussoniano. Ya en el siglo pasado existen experiencias de escuelas privadas al socaire de renovadas tendencias pedagógicas que derivan de las experiencias del pasado, como la Escuela PESTA de Ecuador. Dirigida y fundada por los pedagogos alemanes Mauricio y Rebeca Wild, se fundamenta en la recreación de distintos ambientes en los que se incentivan va¬riadas experiencias personales con impactos emocionales significativos en las que se pretende respetar los procesos de vida en las distintas etapas de desarrollo. En los albores de nuestra centuria países con potentes y eficientes sistemas educativos como Noruega, Finlandia o Japón (con excelentes valoraciones en los Informes PISA –sobre rendimientos escolares de los alumnos en los distintos sistemas educativos–) se basan en una educación de las emociones y un mol¬deamiento de las actitudes. Estos sistemas de educación pública promueven como estrategia salidas sistemáticas de sus escolares a la naturaleza con el fin de lograr un conocimiento del medio, una experimentación de nuevas vivencias con notable impacto emocional, una educación medioambiental y el desarrollo de diferentes capacidades de los escola¬res en el medio natural a través de un proceso interdisciplinar. Los escenarios de estas experiencias educativas y las consiguientes corrientes pedagógicas en sus respectivas es¬cuelas poseen un denominador común: parten de un tratamiento personalizado del educando, apuestan por el entorno natural e impulsan una educación natural del individuo (es decir acorde a sus características emocionales, cognitivas, motrices y emocionales). Las escuelas necesitan disponer de suficientes espacios en su interior y aprovechar los distin¬tos espacios próximos que permitan la proyección de la clase de Educación Física en el exterior. Independientemente de estas capacidades y una ubicación más o menos idónea, es preciso diseñar salidas periódicas al medio natural para lograr que nuestros niños se interaccionen de manera activa y constructiva con la naturaleza más plena y descubran explorando y jugando la biodiversidad de fauna y flora presentes. Estamos en un mundo extraordinariamente cambiante en el que el conocimiento ya no es estanco e independiente sino que al igual que el mundo globalizado el proceso de enseñanza-aprendizaje debe estar interconectado y orientado a través de un proceso transdisciplinar. El medio natural es la plataforma y el instrumento que cataliza este proceso y la Educación Física la materia que debe liderar estas actividades en estas primeras etapas. La fantasía, el juego, la aventura y la competencia se constituyen en métodos muy pertinentes que junto a la curiosidad natural de los menores favorecen la interrelación de conocimientos, el desentrañamiento de las incógnitas que se nos abren, ensayos de res¬puestas y en definitiva experimentación de conductas. II La educación física líder de este proceso escolar durante los primeros doce años, tiene la responsabilidad de es¬tablecer múltiples y variados escenarios que estimulen la motricidad más espontánea junto a otros escenarios que pro¬muevan una motricidad dirigida. En ambos métodos se requiere cambiar el contexto en el que se va a desarrollar la clase de Educación Física, para ello vamos a contemplar desde el punto de vista macro tres tipos de escenarios: la es¬cuela, los espacios del entorno de la escuela y el medio natural. Y desde el punto de vista micro, los múltiples y diversos ambientes que podemos recrear en cada uno de los escenarios contemplados. Cada escenario está dotado de los diversos elementos que componen el aula de educación física en cualquiera de los ambientes organizados y recreados: el espacio propiamente dicho con sus dimensiones y características, las infraes¬tructuras y equipamientos, el material, los alumnos y la posible interacción de los agentes meteorológicos (tierra, agua, viento, sol, barro, nieve, hielo, arena…). Con todos ellos conformamos múltiples ambientes que inviten y estimulen la fantasía e iniciativa personal para el desarrollo autónomo de la motricidad más espontánea y gratificante para nuestros educandos. Variando las condiciones y disposiciones de todos estos elementos bajo patrones más directivos buscamos nuevos escenarios y construimos ambientes para el desarrollo de la motricidad dirigida, orientada por consignas y supe¬ditada a un objetivo que responde a las necesidades e intereses del alumnado. La escuela es el escenario por antonomasia de la educación de nuestros infantes, allí encontramos distintos espa¬cios exteriores e interiores que pueden y deben ser reutilizados para la recreación de los distintos ambientes de la clase de Educación Física. El aula de Educación Física es nuestro espacio asignado, y corresponde a nuestro escenario más clásico, pero debemos vestirla, revestirla y transformarla de manera continua y constante para crear nuevos ambientes que estimulen la fantasía y la imaginación de niños y niñas y refuercen su motivación. Y así constituirse de facto como un espacio atractivo y novedoso, auténtico laboratorio de nuevas experiencias motrices. La sorpresa del escenario y la recreación de un nuevo ambiente no sospechado que estimule a nuestros alumnos a la realización de diversas aventu¬ras motoras, son las simientes exigidas para mantener el interés por nuestra materia alejada de la rutina y lo previsible e incrementar el gusto por la motricidad. Los demás espacios de la escuela, tanto internos como externos, deben ser susceptibles de poder ser utilizados de manera puntual para nuevas experiencias. Cada escenario particular puede proporcionar múltiples y variadas recreaciones ambientales que nos llevan a la experimentación de múltiples y variadas historias y al desarrollo de un extenso caudal de imaginaciones y realizaciones personales. Se trata de recabar todas las posibilidades y opciones que nos ofrece el centro para ambientar distintos escenarios de educación física con el fin de estimular la motivación de nuestros alumnos y fomen¬tar experiencias con impacto emocional significativo que favorezcan el máximo desarrollo de sus potencialidades. Los entornos próximos y contiguos a la escuela son espacios útiles y muy válidos para desarrollar salidas periódicas de nuestros niños y niñas con el fin de realizar actividades diversas en contextos diferentes. El mero hecho de salir de la escuela representa un plus motivacional importante que es necesario capitalizar para desarrollar nuevas propuestas. Es preciso estudiar los entornos más próximos de la escuela y seleccionar aquellos espacios de interés pedagógico: par¬ques, plazas, zonas ajardinadas, el propio barrio y posiblemente algún paraje natural cercano. Así el alumnado reconoce los entornos más familiares y los hace suyos, se incrementa la sensación de libertad y se aumenta extraordinariamente la variabilidad de opciones de nuestra clase de Educación Física. De esta manera la escuela se abre al entorno más inmediato y libera su espacio cerrado y enclaustrado de la actualidad, la materia de educación física por su condición y orientación debe ser la dinamizadora de este proceso aperturista. Estas salidas se pueden organizar en franjas horarias más amplias bajo el paraguas transdisciplinar y con la colaboración activa del profesorado de la escuela. El medio natural es el genuino espacio de la educación física, es el escenario idóneo para cualquier clase de edu¬cación física. Pero no solamente para nuestra disciplina sino también para cualquier otra experiencia escolar de cual¬quier materia en estas primeras etapas. Todas las teorías pedagógicas que arrancan de la Ilustración y las sucesivas corrientes pedagógicas que desarrollaron aquel regenerado impulso educativo promueven una educación personalizada acorde a las capacidades de cada cual y en contacto íntimo con la naturaleza con diversos matices. Abogamos por un redescubrimiento pedagógico de la naturaleza, para ello proponemos salidas periódicas al medio natural con el fin de promover una inmersión de nuestros niños cada vez más sedentarios, tecnológicos y urbanizados en el medio natural. Para ello planteamos de manera ideal tres salidas estacionales a la naturaleza coincidentes con el calendario escolar: la de otoño, la de invierno y la de primavera. Cada salida al medio natural corresponde a propuestas pedagógicas y actividades relacionadas con una estación desde una perspectiva multidisciplinar y bajo una temática unitaria. La perspectiva de una salida de tres o cuatro días a la naturaleza plantea múltiples posibilidades de gran valor educativo y múltiples escenarios naturales desde las ac¬tividades más dirigidas hasta las actividades más libres y espontáneas, experiencias adaptadas al período estacional correspondiente y explotando las posibilidades que nos ofrece. Cada salida contempla tres partes de participación ac¬tiva y compartida entre educandos y profesores: la preparación y mentalización (Presalida), la realización (Salida) y el desarrollo posterior de memorias y valoraciones (Postsalida). Las estaciones meteorológicas tienen sus características propias que deben ser respetadas y utilizadas adecuadamente para el máximo aprovechamiento didáctico que permita fructíferas actividades con un índice de incertidumbre apropiado al nivel y experiencia del grupo escolar. Las salidas nos ofrecen un proceso de enseñanza-aprendizaje transversal desde la praxis, la oportunidad de efectuar un acercamiento a territorios con otras formas de vida y la posibilidad de conocer hábitos, costumbres y tradiciones olvidados. Epílogo El mundo ha cambiado sustancialmente en las últimas décadas, estamos inmersos en ambientes cada vez más vir¬tuales rodeados de tecnología, vivimos en entornos urbanos y nuestra motricidad es insuficiente en cantidad y calidad. La Escuela que ha perdido el monopolio del conocimiento y de la educación dirigida no familiar está sufriendo un proceso de cambios profundos y a menudo es superada por los vientos cambiantes de una sociedad que se transforma de manera vertiginosa. Los niños y niñas de hoy son sedentarios y con pocas opciones de desarrollar una motricidad espontánea y natural, están desinformados en la sociedad del conocimiento, habitan en entornos extraordinariamente urbanizados, se comportan como consumistas e individualistas, están excesivamente protegidos, son educados en la cultura del no esfuer¬zo, se les somete a procesos de especialización temprana y viven de manera virtual al margen del medio natural. Ante esta perspectiva es necesario reinventar una Escuela renovada que suscite procesos educativos que corrijan estas tendencias deshumanizadoras. Transformar la Escuela y adecuarla a las exigencias de nuestro tiempo es una ur¬gencia, renovar la educación física y ajustarla a las dinámicas de nuestro tiempo es una obligación, y ofrecer a nuestros escolares una renovada oportunidad educativa acorde a sus carencias e intereses es una necesidad. En este contexto, la educación física debe liderar el proceso de regeneración educativa en la escuela. Una educación física líder debe promover una motricidad variada y cercana a la naturaleza del niño, una educación medioambiental y una educación personalizada y transdisciplinar en contacto íntimo con el medio urbano y natural. La búsqueda de nuevos y variados escenarios en el seno de la escuela, en los espacios del entorno próximos y en el medio natural que recreen distintos ambientes atractivos en la clase de Educación Física es una obligación y un reto para una renovada educación física, verdadero motor de la Escuela del siglo XXI. JAVIER OLIVERA BETRÁN jolivera@gencat.cat

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